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Evaluación del 2009 - ¿Qué es esto? ¿Restauración del Rito tradicional con doctrina modernista?

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La experiencia de este año 2009 de misa tridentina bajo el Motu Propio en Montevideo nos mostró la posibilidad de un horror pastoral: una "lex orandi" -ley de la oración- tradicional pero vehiculizadora de una "lex credendi" -ley de lo que se cree- no tradicional, novedosa, heterogénea con la Tradición de la Iglesia.
La Tradición de la Iglesia siempre enseñó que a una "lex orandi" corresponde una "lex credendi". Pero ésta experiencia en la que el Rito de la Misa emanado del Concilio tridentino reactivo a la Reforma protestante se conjugó con sacerdotes que predican doctrinas heterogéneas con ese espíritu antiprotestante y tradicionalista y más bien son afines -aunque no siempre- al falso ecumenismo o al obnubilamiento del fin propiciatorio del Santo Sacrificio del Altar nos demuestra cuán sutil puede ser el engaño de los simples fieles que, bajo el venerable rito tradicional de la Iglesia ven de hecho vehiculizarse a su través novedades doctrinales heréticas o cercanas a la herejía.


Algún buen amigo fundador de este modesto movimiento de acercamiento de las almas a la Tradición nos dirá: "Pero en los sermones fueron solo insinuasiones". Y en honor a la verdad tenemos que decirle que sí: en un sermón el celebrante evocó una corrección litúrgica ortodoxa de un alto jerarca de la Iglesia pero que es autor -como Iglesia docente a la que pertenecía- lisa y llanamente de herejías. Otro sacerdote en un sermón de misa tridentina motupropiana trajo a colación la nueva teología de la ofrenda surgida de las novedades heterodoxas de las últimas décadas: "ofrecemos el fruto de la tierra y del trabajo del hombre y Dios nos devuelve a Cristo" -citamos de memoria oral. ¿No es la hostia inmaculada la que se ofrece ya desde el inicio del Ofertorio como materia para ser Sacrificada -primero en la intención, últimamente en la ejecución- y la única que puede merecer infinitamente como propiciación por los pecados por ser la Persona del Verbo de Dios hecho hombre? ("Recibe, oh Padre santo, Dios omnipotente y eterno, esta hostia inmaculada, que yo, indigno siervo tuyo ofrezco a Tí, que eres mi Dios vivo y verdadero, por mis innumerables pecados, ofensas y negligencias..."
Pero se nos dirá: "demósle tiempo". Y contestamos -parafraseado al Patriarca de la Cristiandad y de los espirituales: San Benito: "Sustancialmente no. La cola serpentina una vez percibida hay que estrellarla contra la cruz de Cristo". No vaya a ser que se manifieste luego toda la sierpe y envenene el fuero interno del alma quitándole su vida que es la gracia de Dios; y su condición de templo de la Santísima Trinidad.

Por eso, algunos de los que hemos apoyado este movimiento ritual -estimulado por Roma- no estamos dispuestos a cohonestar tamaño híbrido pastoral que termina siendo también doctrinal y que no hace más que confundir más y más a la grey católica tan mal guiada desde hace décadas por sus pastores legítimos a los pastos del error y de la componenda con el mundo.
Que los sacerdotes que rezan el Novus Ordo y el Rito tridentino se den cuenta de la incompatibilidad de la "lex credendi" modernista -adaptada y adaptativa al mundo y su espíritu liberal y protestante- con la "lex orandi" ortodoxa, fiel a la Tradición católica y en consecuencia, dejen de confundir al pueblo simple y no sutilicen aún más el error que surge sin cesar de la Roma contemporánea.
¡No es la ofrenda del fruto de la tierra y del trabajo del hombre pecador en su condición de criatura finita y manchada por el pecado el que agrada a Dios. Ni puede él por más que se lo proponga satisfacer la Divina Justicia ultrajada por el pecado. Ni aún presentándose él mismo, todo el hombre –cuerpo y alma- como ofrenda a ser sacrificada puede satisfacer la susodicha Justicia de tal manera que expíe ese mismo pecado del que es actor y del que padece originariamente. Ni tampoco fue nunca revelado –no es del Depósito de la Fe apostólica- que pueda existir un sacrificio expiatorio del pecado del hombre en el que se dé una especie de transmutación del mismo hombre o de los frutos de la tierra y/o de su trabajo por la cual éstos últimos se tornen Presencia Real de Cristo Redentor; Sacrificador y Sacrificado. Cristo Redentor que es propiciador del pecado en el Altar de manera incruenta por ministerio de sus sacerdotes.
Muy por el contrario, es el Hijo Unigénito muy amado del Padre –Víctima (Hostia) sin mancha, Víctima Divino-humana, Víctima teándrica, Dios humanado, Verbo Divino e Infinito unido sustancialmente -hipostáticamente- a su humanidad pasible – el que es capaz de sufrir y morir –gozando como goza de plenitud de gracia y de verdad- el que presenta el sacerdote-celebrante a la santísima Trinidad materialmente bajo las especies y apariencias de pan y de vino en el Ofertorio de la Misa con el fin de que sea sacrificado por él mismo –en la doble consagración- de manera incruenta en el Ara del Altar para propiciación del pecado!

Pero callemos nosotros pobres pecadores y dejemos hablar a los verdaderos santos que la Providencia nos dió para iluminar nuestro tiempo de crisis inusitada de la Iglesia.
Dice el santo Padre Pío: "Padre, ¿por qué llora en el ofertorio?" Porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.El ofertorio de la Misa no es la ofrenda, "el fruto de la tierra (como el sacrificio de Caín) y del trabajo del hombre", sino esencialmente la preparación de la materia del sacrificio de Nuestro Señor separada de las cosas del mundo para que sirva a nuestra salvión. Lean bien los textos del ofertorio:Suscipe, Sancte Pater hanc immaculatam hostiam É ut mihi et illis proficiat ad salutem", "Offerimus tibi, Domine, calicem salutaris É pro nostra et totius mundi salute" ("Recibe, Padre Santo, esta hostia inmaculada... para que a mí y a ellos conduzca a la salvación". "Te ofrecemos, Señor, este cáliz de la salvación, por nosotros y por la salvación de todo el mundo") (Extraído de una obra en italiano, titulada «Cosí parlò Padre Pio»: «Así habló el Padre Pio» (San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia), con el imprimatur de Mons. Fanton, obispo auxiliar de Vincencia.)

Hilario Atanasio Desarriano acolitotridentino@gmail.com

Post Scriptum - Solo con la Verdad integral ejercitamos la caridad infundida por la gracia de Dios y solo con caridad alcanzamos el fin para el que fuimos credos: la bienaventuranza del Cielo, la visión beatífica del Dios Uni-Trino.

Hilario Atanasio Desarriano acolitotridentino@gmail.com