De una publicación amiga: "La espada de San Pablo"
Un artículo sobre la utilización mediática mundana de nuestro Beato Monseñor Jacinto Vera, publicado el 9 de mayo de 2023
(Esta publicación semanal nos llega a nuestro whatsapp. Si quieren pueden pedírnosla. Es muy recomendable por lo fiel a la Tradición de la Iglesia en sus breves pero contundentes artículos)
La estupidización de la
vida del Beato Jacinto
Vera
En los últimos meses la
Arquidiócesis de Montevideo
ha inundado de publicidad las
redes en torno a la beatificación
de Mons. Jacinto Vera el
próximo 06 de mayo.
Sin embargo, como muchos
hemos visto, hay una impronta
un tanto «infantil» en torno a la
cuestión.
A menudo las virtudes del santo
son mencionadas en torno a
algunas obras pastorales, a que
era un cura criollo y de
campaña, estar cerca de los
pobres, y todo el discursito
tonto al que estamos
acostumbrados.
No es casualidad que se
«olvide» u omita la oposición
del obispo a la asquerosa e
inmunda masonería, que ya en
1861, tanto en Italia como en el
Uruguay, estaban atacando de
forma violenta a la Iglesia.
Mucho menos se menciona su
participación en el Concilio
Vaticano I, que, como todo lo
previo a 1963 es omitido y
silenciado.
[9/5 10:59] Mateo: Sin ir muy lejos, se omite su
participación en el Sitio de
Paysandú (1865), y su acto de
piedad con los defensores de la
ciudad.
Además de esto, Mons. Vera
como obispo hizo una gran
labor de romanización de la
Iglesia. Entre sus reformas,
promovió las vocaciones y el
clero nacional, creó el
seminario interdiocesano, trajo
nuevas órdenes religiosas y
reguló fuertemente la disciplina
de los clérigos.
Pero lo más importante que
podemos destacar el obispo, es
su gran defensa de los derechos
de la Iglesia y del Papa. Su
participación en el Concilio
Vaticano I y su fuerte apoyo a la
causa Romana fueron parte de
su actuar como Obispo y
Apóstol de la Iglesia. Además
de esto, junto con el Papa
reinante, Pío IX, apoyó el
Dogma de la Infalibilidad
Papal, y lo trajo a nuestras
tierras tras la declaración hecha
en Roma.
Estas son algunas de las
grandes cosas que hizo el beato
durante su vida, y que en el
desinformado público católico
de nuestra patria son ignoradas
por completo.
Tenemos que abandonar ese
espíritu e idea de que la
santidad es una cosa tonta y
para pasar el rato.
Recalcamos la idea: La
santidad es cosa seria.
El obispo sufrió mucho durante
su enfrentamiento con la
masonería, tuvo que exiliarse,
enfrentar la Guerra del
Paraguay y la Revolución de las
Lanzas, vivió el inicio de la
invasión masónica y liberal a lo
poco que quedaba de los
Estados Papales en pleno
Concilio.
Reiteradamente tuvo que darle
a entender y enfrentarse a los
sucesivos gobiernos, de forma
especial en su oposición a la
idea de que las republicas
«heredaban» el Vicariato
Regio.
En resumen, el semanario pide
que se deje de tratar al beato de
forma tonta o boba, y los
orientales se propongan
analizar la enorme complejidad
de su vida. De forma especial,
que entiendan esa fracción de la
historia en la que la Iglesia fue
agredida por la revolución, para
seguir el ejemplo de los santos
pastores que se enfrentaron a la
ilustración y a la revolución
francesa.